Natatxa Carreras

Me interesa hacer un brevísimo recorrido sobre la temprana trayectoria de Jacques Lacan con respecto al Nombre del Padre, en la medida en que las suplencias del Nombre del Padre aluden a un más allá de su conceptualización del síntoma como metáfora. Esto en el entendido de que el seminario de Los nombres del padre es la antesala que lo lleva a articular la pluralización del Nombre del Padre como suplencias para la neurosis en los seminarios 22 y 23.

Desde el seminario 3 Lacan alude al Nombre del Padre, señalando que es la ley, una cadena, un orden simbólico interviniente en la palabra. En el seminario 5 dirá que el Nombre del Padre es un significante que sustituirá al significante del deseo materno y  en su texto Subversión del sujeto y dialéctica del deseo,  expondrá que éste  es el padre muerto, un trazo primero que no se puede contar a sí mismo por ser un -1 al conjunto de los significantes, por lo que sin este trazo no hay otro significante que represente al sujeto para otro significante. Si bien este primer significante es  impronunciable, no lo es su operación, por lo que cada vez que se pronuncia un nombre propio “su enunciación se iguala a su significación”.

Posteriormente, en el seminario De los nombres del padre, (1963-1964), suspendido después de su primera clase, introduce el plural del nombre del padre. Esta pluralidad permitirá más adelante postular las suplencias en el seminario 22 con la inhibición, síntoma y angustia -propuesta por Freud- como suplencias articuladas a los registros Real, Simbólico, Imaginario,  para pensar los diferentes anudamientos en la clínica de la neurosis. Lacan anota al respecto que:

…no fue sin motivo que lo llamé Los nombres del padre y no El nombre del padre ― tenía un cierto número de ideas de la suplencia que toma el dominio del discurso analítico […] Nuestro Imaginario, nuestro Simbólico y nuestro Real quizá están para cada uno de nosotros todavía en un estado de suficiente disociación para que sólo el nombre del padre haga nudo borromeo y haga mantener junto todo eso, haga nudo de lo Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real”. (Sem 22. pág. 16, Clase 5: 11 de Febrero de 1975 )

Lacan señala que los registros Real, Simbólico e Imaginario en la obra de Freud, se mantuvieron unidos debido a que introdujo la realidad psíquica o el complejo de Edipo, así como posteriormente el Nombre del Padre, por lo que en el mismo seminario 22, más allá de freud, nos muestra que el padre tiene dos diferentes funciones, la primera como nombrante, expresándose en un movimiento inverso, un agujero “que traga” y “luego eso escupe” “al padre como nombre” (Clase 10: 15 de Abril de 1975, pág. 14), torbellinario, con lo que podemos añadir, como letra que conlleva incidencia de goce, de la lalengua, fuera de la cadena del significante y significado. El segundo ejercicio está dado por los nombres del padre, que en su función nominativa establecen el síntoma para lo Simbólico, resultado del encuentro entre lo Simbólico en lo Real, la inhibición para lo Imaginario, encontrando su límite en el agujero de lo Simbólico, siendo siempre un “asunto de cuerpo” y la angustia para lo Real que da “sentido a la naturaleza del goce”, desborde de lo real sobre lo imaginario, resultado del recorte Real-Simbólico. Tres maneras de hacer nudo en la neurosis, alrededor del agujero. En este redoble  de los registros propone buscar su triplicidad que nos lleva hasta seis por la vía de lo Real en tanto ex-siste, por la no relación sexual, exponiendo sobre esto que: “de lo Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real [ se debe] encontrar en cada uno este tríplice”. (Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 11: 13 de Mayo de 1975, pág. 9). 

Esta última concepción de la inhibición, del síntoma y de la angustia, colocada en la topología de los nudos, clínica de las suplencias para las neurosis, nos perminte hacer las siguientes combinatorias de los registros (R,S,I), junto con las nominaciones que los enlaza (angustia, síntoma e inhibición) a partir de la rotación del nudo de la siguiente manera. En el sentido dextrógiro, RIS, ISR, SRI y en el sentido levógiro RSI, SIR, IRS. En estas combinatorias, podemos pensar a partir del seminario 23, que el sinthoma, el padre como nombrante es quien vendrá suplementariamente a reparar el nudo para la neurosis, “anudamiento entre la habladuría y lo real”, en tanto el agujero de lo Real en la ida y vuelta de la pulsión, es suplencia de una falla estructural en los sujetos dada por la inexistencia de la relación sexual para todo sujeto hablante. Lacan es claro cuando anota en el seminario 22 que la no relación sexual hace agujero, anota: “…en el cuerpo, los agujeros, […] desempeña para los analistas una sagrada función ― el nudo [como] soporte […] es lo Real” (Clase 10: 15 de Abril de 1975, pág. 6), no modelo ni realidad.

Para el seminario 23, Lacan no continúa con las nominaciones de la inhición, síntoma y angustia como suplencias que ligan los registros de lo Real, Simbólico e Imaginario, sino por medio del sínthome o el síntoma, señalando que: “… perversión no quiere decir sino versión hacia el padre hay que suponer tetrádico lo que hace el lazo borromeo y que en suma el padre es un síntoma o un sínthoma como ustedes quieran. La ex-sistencia del síntoma, es lo que está implicado por la posición misma, la que supone ese lazo de lo imaginario, de lo simbólico y de lo real, enigmático”. (Clase 1: 18 de Noviembre de 1975 , pág. 23).

Me interesa mostrar para este trabajo, la manera en que el sinthoma hace suplencia para el caso Juanito, mismo que vemos retomar a Lacan nuevamente en el seminario 22, señalando que la angustia que presenta el pequeño Hans es algo del cuerpo, de un goce fálico que lo atormenta, siendo la fobia al caballo una equivalencia. La sinthomatización de Juanito, la fobia a los caballos, viene a anudar como un cuarto nudo, con lo que suple a un padre insuficiente, dándole dirección a la angustia y a la castración, a la par de ponerle distancia a una madre toda, inhibidora. La falla paterna como privadora de la madre sobre su hijo-falo imaginario, mantenía el cuerpo de Juanito capturado en el anzuelo imaginario, detenido, inhibido,  en tanto objeto fálico para la falta materna.

Freud en su texto Inhibición, síntoma y angustia, anota que la inhibición no sólo intenta evitar conflicto con el Ello, sino también con el Superyó, entendiendo a este último, no como el del ocaso del Edipo, sino como lo señala Lacan en el seminario 20, ”el imperativo del goce”, superyó materno estragante, que a nivel del Otro completado por la voz, busca asir a su objeto-hijo bajo mandatos de “tú eres mío”. En tanto el Nombre del Padre no alcanza a limitar la cara gozante del Otro, es que veremos al hijo estragado por la madre, inhibido, sin deslizamiento hacia la significación fálica.

Si partimos de que Juanito es un neurótico, atravesado en principio por la discontinuidad, en la lalengua, marcas de goce, que regulan el goce del cuerpo, significante amo vacío de sentido, es que podemos señalar que la angustia en Juanito es debida a una híperexcitación por los mimos de la madre, angustia ante un padre insuficiente para privarla de su hijo-falo. Juanito está angustiado por un goce fálico que no desliza hacia su significación fálica. Con esto podemos señalar que es un cuerpo detenido, inhibido, en torno al goce Otro completado por la voz del superyó, desborde de lo Real sobre lo Imaginario, falla en el deslizamiento hacia la significación fálica. En un movimiento de la rotación del nudo dextrógiro, el sínthoma en tanto suplencia, costura la falla en el nudo en dirección hacia la fobia a los caballos, síntoma como metáfora, con efectos de sentido, un Imaginario con valor Simbólico.

Así Juanito como metonimia del deseo del falo atrapado en un deseo estragante y no como metáfora del amor al padre, a través de la suplencia en movimiento dextrógiro del nudo de la I(inhibición), hacia lo S-R,  encuentra su límite en el síntoma como metafora (fobia a los caballos), y en lo real del síntoma, el agujero de lo Símbólico-Real, enjambres de significantes 1 (que bordean el agujero),  como posibilidad de sosegar ese goce fálico que lo atormenta. 

Serán las supervisiones de Freud al padre de Juanito, las que hacen de Freud un sinthoma, una suplencia que hace costura, a propósito de lo expuesto por Lacan en el seminario 23, con respecto a que el psicoanálisis no es sinthoma, lo es el analista, “ya que ayuda en el origen, en el regreso mental (retournement, regresomentalmente), en tanto el Otro es un pequeño agujero, soporte del inconsciente, por lo que si el psicoanálisis tiene éxito, se puede prescindir del Nombre del Padre, a condición de servirse de él. (Sem. 23, Clase 10: 13 de Abril de 1976. Pág 9).